PALOS ILUSTRADOS

Seguramente en Casa Rosada todavía celebran que Blumberg no sea ingeniero ni Telerman licenciado. Sin embargo, no son los títulos universitarios en los civiles, las estrellas o las condecoraciones en las Fuerzas Armadas o de Seguridad, lo que hablen de la persona. "De la abundancia del corazón, habla la boca" dicen. Partiendo de ese criterio, numerosos funcionarios no deberían siquiera ser llamados "Señor" antes de mencionar su su investidura.

En Neuquén, cuando un polícia mató de un balazo al docente Carlos Fuentealba, se dijo, siempre en tono simbólico, que las tizas yacían manchadas y que los delantales se encontraban ahora empapados de sangre. En Tucumán, hoy no hubo muertos pero si un brutal ataque, mediante una feroz represión, hacia la dignidad de esos jubilados que día a día se congregan a reclamar lo que por ley les correponde.

Por suerte a los pasivos no les faltó la memoria y recordaron, en cuanto micrófono se les posó delante, las copiosas reuniones que habían mantenido el pasado año con el Fiscal de Estado, Antonio Estofán, y con el gobernador, cuando su esposa era candidata a Diputada Nacional.

La intolerancia de un gobierno que, aunque escasamente ilustrado, es lo más similar al despotismo del siglo XVIII, el mismo que pregonaba "todo para el pueblo, pero sin el pueblo", se reflejó en palos a decenas de ancianos que pretendían instalar nada más que una frívola carpa.

Llantos, gritos, forcejeos eran parte de un cuadro conmovedor de una plaza que mostraba además a dos ancianas desparramadas en el suelo suplicando asistencia médica que, según el chofer de una ambulancia, tardaría en llegar pues se encontraba atendiendo otras urgencias.

Los rostros de la impudicia no aparecían. No había responsables. Una periodista, de esas que escasan en esta provincia, interrogaba a un oficial que, de espaldas a la cámara, se negaba a emitir declaraciones. Más tarde el Jefe de la Policía, negó la represión y dijo que se trató de un operativo "disuasivo".

En medio de la trifulca llegó el Legislador Cano, quien dijo que van a recurrir a la justicia. No obstante, lo justo no llegará para los ancianos, tal vez porque no llegan a plaza independencia ostentando camionetas doble tracción, porque no visten camisas de polistas o porque no utilizan alajas de oro, quizás.

¡Qué Triste realidad!: Blumberg no es ingeniero ni Teleman licenciado. Y nuestro gobernador no es, ni por asomo, un señor.

Si en Neuquén se mancharon tizas y delantales, en Tucumán qué le hace una mancha más al tigre, si lo único que anda sobre ruedas, y aunque Alperovich diga que le ponen palos, es lo esencial, lo primordial, la reelección de un par de inescrupulosos que vaya a uno a saber dónde dejaron su honor, aunque su pragmatismo no es otra cosa que esto: El Terrorismo de Estado en plena democracia.